La madera es un bien natural de altísimo valor comercial si se compara con productos sustitutos, por presentar diversas ventajas, tales como:

• diversidad de uso: En los sectores de construcción civil, embalajes, muebles, postes, durmientes y otros;
• facilidad de manejo, trabajo y retrabajo;
• bajo consumo energético en su producción;
• excelente relación entre su peso y su resistencia;
• es un recurso natural renovable.

Los componentes fundamentales de un árbol son las células orientadas en dos direcciones: longitudinal y radialmente. La forma, la constitución y el tamaño de estas células determinan la naturaleza y las propiedades de cada especie. Las especies coníferas, también llamadas de maderas blandas, se originaron hace 150 millones de años, mientras que las especies deciduas, o maderas duras, se originaron 50 millones de años más tarde.

Existen, básicamente, dos tipos de ataques relevantes que comprometen la madera, uno por microorganismos y el otro por insectos xilófagos.
El ataque por microorganismos se inicia inmediatamente después del corte del árbol, cuando este permanece expuesto a las inclemencias del tiempo y no sufre ningún tipo de tratamiento. La evolución de este ataque depende de la durabilidad natural de las especies. Las maderas blandas, como por ejemplo el Pino, tienen más facilidad de proliferación de estos hongos. Inicialmente el ataque no puede ser visto a simple vista, pero con el paso del tiempo se vuelve visible debido al desarrollo de hongos que manchan y/o que pudren, que crecen en el interior y en la superficie de la madera, causando un aspecto de contaminación biológica.
La mancha azul es causada por hongos microscópicos que normalmente atacan el alburno de las maderas, usando partes del mismo como alimento, normalmente azúcares y almidón. Las manchas resultantes de esta contaminación biológica desvalorizan comercialmente las maderas.

Es largamente conocido que las maderas de varios tipos, principalmente aquellas blancas de coníferas, deben sufrir un pretratamiento profiláctico con preservativos químicos buscando protegerlas contra la mancha azul y demás manchas de origen fúngico durante el proceso de secado natural de las mismas. Debido a la toxicidad y a la agresividad de la mayoría de estos productos al medio ambiente y a la salud de las personas, estas moléculas vienen siendo gradualmente prohibidas por diversos países.

En el caso de ataque por insectos xilófagos, las termitas son consideradas los principales responsables por los daños causados en las maderas, en las más diferentes aplicaciones de esta materia prima. En la mayoría de las veces, los perjuicios causados por estos insectos son muy elevados, debido a la pérdida de madera y de su reposición donde, muchas veces, este daño se vuelve irreparable.

La prevención es la mejor manera de combatirlas.